Sobregiro: ¿se convertirá el negocio alimentario de la familia Viena en una receta de éxito?

En esta serie hablamos con personas que saben lo que es la desesperación. Ahora que estas personas ya han tenido éxito, comparten con nosotros experiencias personales de dificultades financieras y lecciones aprendidas durante la mala racha de sus negocios.

Wian van Blommestein tenía un modesto pasatiempo culinario durante más de 10 años — la preparación de carne seca conocida como biltong. Este pasatiempo creció en el deseo de iniciar un negocio familiar y luego desarrollar ese negocio para que sus seres queridos pudieran unirse a él trabajando a tiempo completo.

Según Wian:

Siempre he tenido espíritu emprendedor. Incluso diría que ese espíritu está en todos los miembros de mi familia, excepto quizás mi padre Stef. Pero hacíamos biltong para nosotros como un pasatiempo familiar. En un momento nos dimos cuenta de que estábamos haciendo algo más que solo carne, que por cierto se estaba volviendo cada vez más popular entre la gente. Así que, a finales de 2015, mi hermano Emil y yo nos sentamos y decidimos: «Uno de nosotros debe aprovechar esta oportunidad y llevarla a tal resultado que el otro pueda unirse a él.»

Tenía algunos ahorros, pero no suficientes. Sin embargo, entendí que era una oportunidad única, ya que no había nada parecido a nuestro biltong en el mercado. Decidí dejar mi trabajo a tiempo completo, sabiendo que no tendría salario y que mi bienestar dependería de lo duro que trabajara en mi negocio. Nuestro objetivo era construir una empresa y hacerla exitosa mediante varios factores:

• aumentar la conciencia de los compradores sobre nuestro producto;
• incrementar la transparencia de nuestras operaciones;
• naturalidad de los productos;
• y simplemente ofrecer comida más saludable para toda América, que puede no estar tan familiarizada con el biltong en general.

Al mismo tiempo, estábamos felices de compartir la cultura de Sudáfrica, ya que de allí proviene la receta para preparar el biltong.

Hacer algo por uno mismo siempre es una decisión difícil. Tenía un préstamo estudiantil que estaba pagando. No tuve salario los primeros dos años. Pero afortunadamente, tenía un miembro de la familia que me permitió quedarme en su garaje-estudio junto con mi entonces novia. Pero tuvimos que sacrificar la diversión de nuestras vidas: no viajamos durante mucho tiempo, no salíamos mucho con amigos, etc. No gastaba el dinero de las ventas, sino que lo reinvertía en mi negocio. Mis tarjetas de crédito me ayudaron a encontrar fondos para vivir, así como para desarrollar mi negocio. Pude crear un negocio rentable a finales de 2017, cuando mi hermano pudo unirse a él.

Pero durante el crecimiento del negocio, los primeros años e incluso ahora, hoy en día, sigue siendo muy, muy difícil hacerlo. Íbamos a cada minorista y lo convencíamos de que lo que teníamos era mejor que solo carne, y que podríamos vender nuestro biltong en su tienda. También apoyábamos nuestro producto con publicaciones en redes sociales. Al mismo tiempo, creaba nuestra tienda en línea, lo que nos permitió llegar al nivel en el que se encuentra nuestro negocio hoy: ser una empresa financieramente independiente. Pero en ese momento no tenía fondos para contratar a alguien para hacer demostraciones en las tiendas. Todas las demostraciones, el apoyo, las publicaciones publicitarias y de marketing, las fotos, todo tenía que hacerlo yo mismo, amigos, familia o intercambiar esos servicios por nuestros productos.

Trabajar con la familia siempre es una bendición y una maldición al mismo tiempo. Afortunadamente, todos nos llevamos bien y estamos estrechamente unidos gracias a nuestras raíces sudafricanas. Yo dependía mucho y todavía dependo de la familia y de su participación en mi negocio. En ese momento, cada fin de semana teníamos que sentarnos a la mesa y pegar etiquetas en nuestro producto — de 1000 a 2000 unidades al mes. Todos participaban — mi novia (ahora mi esposa), la esposa de mi hermano, mi mamá, mi papá... cualquiera que pudiéramos encontrar.

Siendo un inmigrante de primera generación, quería aprovechar la oportunidad obtenida y justificar el riesgo que tomaron mis padres, que dejaron a su familia en Sudáfrica para irse a Estados Unidos y dar a sus hijos mejores oportunidades en la vida. Definitivamente entendían las dificultades que iba a enfrentar y estaban dispuestos a ayudar. Pero nunca quise sobrecargarlos. Ahora definitivamente tenemos tendencias de crecimiento, y hace poco contratamos a nuestro primer miembro del equipo a tiempo completo además de mi hermano y yo. El objetivo de todo nuestro negocio — era crear una empresa para poder ayudar a nuestros padres con su jubilación.

Ilustraciones de German Gonzalez